Seguro que has leído más de un artículo sobre el poder que tiene el color para generar emociones. Por eso, los diseñadores gráficos tienen muy en cuenta la denominada “psicología del color” a la hora de elegir una gama cromática.
Pues lo mismo podríamos decir de la tipografía aunque se hable mucho menos de ella. Porque lo cierto es que el tipo de letra influye mucho más de lo que crees en las ventas que tiene un producto o servicio, tal y como te vamos a contar en este post.
La importancia de la tipografía
¿Te imaginas comprar una edición de El Quijote y encontrarte con el texto escrito en Comic Sans? Seguro que, como poco, te parecerá un poco extraño, ¿verdad? Y es que cada tipografía tiene su contexto y su razón de ser, por eso influye mucho más de lo que parece a la hora de vender un producto o servicio.
La tipografía elegida por un diseñador gráfico forma parte del universo visual del diseño que está realizando, dotándolo de un carácter, estilo y personalidad propios.
En definitiva, una tipografía influye en la primera impresión de los consumidores y, de forma inconsciente, provoca una emoción y transmite unos valores. De ahí que encontrar aquella tipografía que sea capaz de trasladar lo que una marca pretende, y que además sea legible y coherente con el resto de elementos de su identidad corporativa, es una tarea bastante compleja.
¿Sabes cuántas tipografías existen en la actualidad?
Pues hoy existen, nada más y nada menos, que más de 90.000 tipografías agrupadas en unas 25.000 familias. Y todo ello, sin contar aquellas tipografías que son creadas en exclusiva para una marca o para una campaña (por ejemplo, tras su restyling de imagen, Correos tiene una tipografía propia).
Esta marca no es la única y hay muchas que han apostado por contratar diseñadores de tipografías para que diseñen una exclusiva y a medida de su imagen, de su filosofía o del tipo de universo que quieren transmitir al público.
¿Y qué transmite exactamente cada tipografía?
La tipografía puede provocar que una marca sea percibida como más cara o barata, como exclusiva o mainstream, como más moderna o antigua…
Por ejemplo, las llamadas tipografías de palo seco (tipografías más sencillas como la Helvética, Avant Garde o Futura) transmiten valores como dinamismo, evolución, potencia… y las marcas que quieren ser percibidas así las utilizan.
Otro gran ejemplo lo encontramos en el sector alimenticio en el que la influencia de las tipografías está mucho más demostrada. Tanto que incluso se ha llegado a hablar de “sabores de tipografía” al existir fuentes que despiertan más apetito que otras, provocando el deseo de compra de los consumidores. De hecho, hay estudios que afirman que las tipografías muy curvas se asocian a alimentos más apetitosos aunque menos sanos.
Por todo esto, la tipografía es un elemento que debe estar perfectamente definido en el Manual de Identidad Corporativa de toda marca, en donde además de definirse cuál y cómo se utiliza en el nombre, logotipo o imagotipo, también debe contemplar cuáles son el resto de tipografías secundarias que se utilizarán.
La tipografía del lujo
Como ves, el uso de una u otra tipografía influye en las ventas que tiene un artículo, ¿acaso no has oído nunca hablar de la “tipografía del lujo”?
Pues se trata de una tipografía que ha sido elegida en los últimos tiempos por firmas como Marc Jacobs, Balenciaga o Carven, tal y como recoge este artículo que El País ha dedicado al boom de esta tipografía entre las marcas más poderosas del mundo de la moda y el diseño.