¿Quién se atrevería a montar un videoclub hoy? Negocios con poco futuro que es mejor evitar

Todos hemos tenido una idea de negocio brillante… en el momento equivocado. Y es que, por muy bien que suene «cafetería con fax público» o «tienda de alquiler de DVDs», hay cosas que simplemente ya no van. El mercado cambia, la tecnología avanza y las costumbres de los consumidores giran más rápido que una lavadora sin equilibrar.

Y ojo, que no queremos desanimar a nadie con alma emprendedora. Pero sí creemos que, antes de lanzarte a invertir tus ahorros (y tu cordura), vale la pena pararse a pensar si ese negocio soñado va en dirección contraria al futuro. Porque hay ideas que ya nacen… con fecha de caducidad, sobre todo hoy en día que los tiempos cambian de forma tan vertiginosa. Hoy, te venimos a hablar de algunos ejemplos de negocios con poco futuro

Pero, ¡tranquilo! También tienes a tu alcance una serie de negocios para triunfar que pueden impulsar tu vida laboral. Pásate por este post si lo necesitas. Quizá te dé alguna idea que otra. ¡Eso deseamos!

Negocios con poco futuro: te damos 4 ejemplos

  1. Tienda de alquiler de películas (sí, todavía hay quien lo considera)
    Si has crecido rebobinando cintas de VHS y llorando porque alguien no devolvió Titanic a tiempo, este negocio podría sonar nostálgico… pero no rentable. Hoy en día, con plataformas de streaming que te ofrecen 14 temporadas en un clic, ¿quién va a desplazarse a elegir una peli? Salvo que montes un museo del cine, mejor pasa página. Literal.
  2. Locutorios de fax y llamadas internacionales
    Otro de los negocios con poco futuro que no pueden faltar. Una vez fueron un salvavidas para inmigrantes, estudiantes y amantes a distancia. Ahora, los mensajes cruzan el mundo en segundos desde el móvil y si usas fax, probablemente trabajas en un ministerio. A menos que quieras abrir uno en 1998 con una máquina del tiempo, no lo recomendamos.
  3. Tiendas físicas sin presencia online
    Abrir una tienda a pie de calle sin ni siquiera una web o un perfil en redes es como montar una fiesta y no decírselo a nadie. Hoy, si tu negocio no está en internet, básicamente no existe. Así que si estás pensando en vender calcetines bordados a mano y no tienes ni un Instagram, vas tarde.
  4. Cibercafés
    ¿Os acordáis de esta moda? Pues tienes que saber que sí, todavía existen. Y sí, todavía hay quien paga por usar internet durante una hora. Pero seamos sinceros: hoy hasta los abuelos tienen WiFi en casa. A menos que lo reconviertas en centro gaming de alto nivel, los cibercafés son una especie en peligro de extinción.
  5. Revelado exclusivo de fotos tradicionales
    Durante años, ir a revelar el carrete era parte del ritual de cualquier viaje o evento familiar. Pero hoy, con móviles que hacen miles de fotos y almacenamiento en la nube prácticamente infinito, nadie necesita imprimir cada recuerdo. Las pocas impresiones que se hacen hoy se solicitan online, desde apps o webs que te lo envían a casa. A menos que quieras especializarte en fotografía analógica de autor o montarte un laboratorio boutique para nostálgicos, este tipo de tienda, tal como la conocíamos, ya no encaja en el modelo actual.

En resumen: emprender es una aventura maravillosa, pero hay caminos que es mejor no recorrer porque, como estos que hemos visto, están abocados al fracaso. No todos los negocios están hechos para el presente (ni mucho menos para el futuro). Así que, antes de montar un imperio, asegúrate de que no estás vendiendo paraguas en el desierto o hielo en la Antártida. ¡Tu yo del futuro lo agradecerá cuando no se vea en la ruina!